Historia

Su origen se remonta a las últimas décadas del siglo XIX, cuando el gobierno argentino dispuso la construcción del "Puerto Nuevo" de Buenos Aires, a cargo de la misma compañía que décadas antes había construido el antiguo puerto de madera y que entonces realizaba importantes obras en Brasil y Panamá: la mundialmente famosa empresa británica C.H. Walker.



Para esta obra, no sólo se requería cantidad y calidad de piedra y arena, sino también que estos materiales estuvieran próximos al lugar de su utilización; todo se encontró en los campos que actualmente comprenden el pueblo de Conchillas.


Así, la poderosa empresa comenzó la transformación del escenario. Llegaron obreros calificados y semi-calificados de Italia, Grecia, Bulgaria y otros países europeos. Se traen máquinas, vagonetas y vías para los trenes; y a medida que el trabajo aumenta, se van incorporando obreros criollos a la compañía.


La empresa Walker comienza a comprar campos que antes arrendaba y construye casas para el creciente personal. Aislada y habitada por gente proveniente de los más diversos países de Europa, Conchillas fue mucho más un enclave que un centro poblado.


Su sistema educativo, su sistema de saneamiento, su provisión de energía, su comercio, fue tan propio y autónomo que hasta llegó a acuñar su propia moneda para las compras en el popular Almacén Evans.


El señor David Evans, único sobreviviente del naufragio del bergantín “Sofía”, precisamente el cocinero de la embarcación, utilizó su dominio del arte culinario para montar un humilde comedero que luego se convirtió en el gran proveedor de artículos alimenticios, luego de toda clase de mercaderías y actualmente también es productor agropecuario y hotelero de fama.


Conchillas, fundada formalmente el 24 de octubre de 1887, floreció hasta el fin de la segunda guerra mundial, cuando las circunstancias históricas determinaron el retiro de la compañía C. H. Walker y la venta de todo lo que había en la zona (incluidas las viviendas, la escuela y hasta el cementerio).


Hoy, Conchillas mira con expectativa la posibilidad de contar con un nuevo motor de desarrollo, que ayude a proyectar e impulsar los sueños y emprendimientos locales, que vuelven a resurgir con fuerza e imaginación.


Un lugar para descubrir...  CONCHILLAS
(Monumento Histórico Nacional)
Hacia la segunda mitad del S. XIX, existía un considerable aumento del comercio internacional y en el plano local la economía argentina pasaba por un momento de franca expansión por lo que el gobierno de ese país proyecta poner fin a un grave problema, la carencia de un puerto propiamente dicho.
La costa argentina naturalmente tiene un suave declive, lo que hacía imposible que los buques se acercaran a la costa, es así que las mercancías y los pasajeros llegaban a tierra firme después de un complicado y lento sistema de trasiegos.
En el año 1882 se aprueba el proyecto de construcción de un puerto artificial presentado por un influyente comerciante de la época: Eduardo Madero. Las obras comienzan tres años después.
Madero había logrado el apoyo de una importante financiera de nivel mundial, la casa Baring Brothers de Inglaterra. Para la construcción contaría con la holandesa Wayss & Freitag que se encargaría de los edificios y con la británica Walker & Co. para las obras del puerto propiamente dichas.
El 24 de octubre de 1887 (fecha simbólica de fundación de Conchillas) llegan representantes de Walker & Co., a la zona donde posteriormente se instalarían,  implantando su modo de vida, sus costumbres, incluso sus creencias.
La historia de Conchillas está plagada de particularidades, es, según dicen, el primer pueblo del interior del país en tener energía eléctrica. Tenían un sistema de salud de avanzada para la época, en el cual patrones y empleados aportaban a partes iguales para la asistencia médica; educación gratuita, un tendido de vías férreas propio que se conectaba con las redes nacionales y hasta una “moneda” o ficha  de circulación local.
Pueblo de Conchillas:  Declarado “Monumento Histórico Nacional”  el 24 de Agosto de 1976 por Resolución del Poder Ejecutivo Nº969/976. Ubicado en la 7ª. Sección Judicial del Dpto. de  Colonia.
La zona que hoy conocemos como  Conchillas, incluidos el Pueblo de  este nombre, el Pueblo Gil y el antiguo y tradicional puerto donde desembarcó Liniers cuando su intento de reconquistar Montevideo de manos inglesas, está comprendida dentro de lo que fue el “Puesto San Francisco” de la Estancia del Río de las Vacas, fundada por los Jesuitas a mediado del siglo XVIII.
       




                   Arroyo   San  Francisco  o  Conchillas.             Galpones   de talleres  de máquinas
Por documentación siguiente a 1840 se comienzan a encontrar nuevos aportes, aunque al principio vagos sobre los propietarios de estas tierras.
Figurando entre sus primeros dueños, el agrimensor Agustín Guarch, el General Fructuoso Rivera, sin que consten mensuras adecuadas ni otras especificaciones, cediendo a su vez Rivera dichos campos a beneficiarios diversos. Todo documento de manera imprecisa, reflejo de una realidad aún sumamente anárquica.
Después, sí, con detalles más esclarecedores, la compra en 1859 por don Luis Gil, de 2.700 cuadras. Valiosa extensión, que incluía el puerto sobre el río de la Plata, médanos, cerros de piedra granítica y yacimientos calcáreos. Campos dentro de los cuales el 24 de octubre de 1887 nace Conchillas.
La empresa elige el emplazamiento por dos razones fundamentales: La primera la existencia en la zona de enormes yacimientos de granito azul en el subsuelo próximo y de médanos vírgenes de alta calidad observables a simple vista. La segunda razón es la muy corta distancia del lugar al Puerto de Buenos Aires, que será no sólo el destinatario de todo lo producido, sino que será utilizado para las operaciones de buques de ultramar para el traslado de materiales y personal desde Europa.
Durante todo el proceso fundacional los ingleses actuaron con la rapidez y eficacia propias de quienes poseen una vasta experiencia en este tipo de actividades, efectuaron importantes inversiones financieras y siguieron con disciplina un orden lógico de actuación. En un lugar agreste, casi sin preexistencias humanas, transformaron radicalmente el paisaje eliminando accidentes topográficos, construyendo un puerto con varadero, tendiendo una vía férrea desde el puerto al yacimiento de granito, instalando el molino para la piedra además de talleres, depósitos y un pequeño villorrio para que residieran los primeros pobladores.
La compañía Walker realizó en Europa una campaña mediante anuncios para reunir personal. Fleta un barco desde Inglaterra que trae cargamento para la industria y que al ir haciendo escalas en puertos de Italia, Francia y España va reuniendo el primer contingente de trabajadores. Haciendo escala y una primera selección en Bs. As. Para luego establecerse en Conchillas. La mayoría de sus integrantes eran italianos, también españoles, franceses, polacos, austriacos, griegos, búlgaros, yugoslavos,  etc.
Muchos traían un oficio, carpinteros, matriceros, torneros, herreros, dinamiteros, maquinistas, foguistas, pintores, albañiles pero en su gran mayoría eran simples peones que pondrían su fuerza de trabajo al servicio de las extracciones de materiales.
La presencia de los ingleses y su propiedad del pueblo, configuran un largo ciclo, próspero y de características muy peculiares. Pero repentinamente todo habrá de cambiar, a causa de la retracción de los mercados argentinos y del deterioro que le produjo a Inglaterra el último conflicto bélico que soportó el mundo. Las consecuencias económicas muy negativas entre los años 1950 y 1951 no pueden ser sobrellevadas por la empresa y  vende sus campos e instalaciones en el año 1953 retirándose del país.
Venden a dos hacendados (Capandeguy y Urruttia) el pueblo y los campos incluyendo las casas que figuran en los documentos como “mejoras”. Los nuevos propietarios fraccionan y venden las casas a sus ocupantes y muchos pobladores se ausentan por cuanto escaseará el trabajo al paralizarse la explotación de las canteras.
La industria se instala en las cercanías de las localizaciones de materia prima, ya que las existencias de piedra y arena se encuentran distantes 7 Km. entre sí. Una epidemia de difteria desatada en 1890, que cobra muchas vidas hace que los ingleses tomen conciencia de los problemas sanitarios que los rancheríos ocasionan y la empresa comienza en ese momento una labor planificadora, edilicia, sanitaria y educadora que, acompañará todo su proceso. Entonces se crean dos centros poblados ahora sí, perfectamente ordenados, orden que permite controlar todo el espacio del obrero, y por lo tanto todo su tiempo: el poblado junto al puerto y el poblado junto a las canteras.
Este último, prudentemente alejado de la zona de extracción destinado a albergar a centenares de obreros en su mayoría inmigrantes, se genera según una organización de tipo lineal, siendo su elemento estructurador una calle principal que se continúa en la ruta que lleva al puerto.
En  el flanco Este, las barracas para alojar a los obreros, en una primera etapa  un número de tres a cada lado, simétricamente situadas a los lados de una plaza y sobre el flanco Oeste se dispondrán los edificios de carácter comunal, comercial o de servicios que paulatinamente la Empresa irá construyendo.
También quedan conformadas calles de servicio en el interior de las manzanas rectangulares, delimitadas por los patios traseros de las propias hileras edilicias que serán la base del original sistema de saneamiento del lugar, basado en la recolección de residuos de las letrinas, linderas a dicha calle, por un funcionario, casa por casa y todas las noches  (“el nochero”).
Las preocupaciones higienistas son claramente legibles no sólo en la implantación de un sistema de evacuación tan pragmático, sino en la propia orientación de los edificios que no se oponen a los vientos dominantes y en la desinfección sistemática de cada vivienda una vez al año por parte de la empresa, y en la apertura de pozos para abastecer de agua potable a toda la población.
Las barracas para el personal de aproximadamente 100 mts. de largo por 4 o 6 de ancho no contaban en un principio con paredes divisorias. Mas adelante son subdivididas en piezas de 4 por 4 o 4 por 6, según el ancho de la barraca. Una a continuación de otra, que irán conformando con el tiempo casas individuales compuestas por tres piezas cada una y con construcciones anexas de servicio. Estas construcciones anexas consistían en las letrinas transportables de madera y zinc (armadas fuera del lugar) y las cocinas (con una resolución similar a las viviendas, pero de 9 mts. de largo) que eran cada una común a dos casas (excepto en las viviendas de los extremos, que contaban con cocina individual) patios al frente y al fondo.





“Casas   de   Conchillas”
Las letrinas tenían retretes con tapa levadiza en su parte inferior y trasera, se abría a la calle de servicio. Se colocaba un balde de hierro de 20 lts. que el nochero volcaba en un carro tanque totalmente forrado con chapas de zinc. Luego vertía este contenido en un vagón tanque que era después vaciado en el río. Fue una solución ingeniosa para terrenos donde era muy difícil excavar pozos negros. El sistema fue efectivo: no existieron mas epidemias en Conchillas.
Los bloques habitacionales fueron construidos por un equipo especializado en esa tarea y empleando un sistema constructivo original, que combinó procedimientos locales con paradigmas importados: paredes de piedra asentadas en barro oblicuas en su exterior, de mas de un metro de espesor en su parte inferior y unos 30 cm en la superior, evitando la cimentación en profundidad, imposible en el suelo pedregoso de Conchillas, confieren a las barracas su perfil característico. Techo a dos aguas en chapa de zinc acanaladas, piso de tierra. Estas viviendas, que la empresa arrendaba a precios módicos a sus obreros, fueron construidas pensando en una vida útil de 15 años, pero aún hoy ya centenarias, luego de algunas reformas para hacerlas más confortables, se mantienen habitadas con gran dignidad. Se revocan internamente, se pintan a la cal, se le colocan cielorrasos  de madera y pavimentos de hormigón, se sustituye el viejo fogón de las cocinas por estufas económicas, y las letrinas son remplazadas por cuartos de baño con pozos individuales.
A partir de 1910, la construcción de algunos edificios relevantes irá confiriendo al poblado su imagen definitiva, destacándose del tejido residencial por su valor morfológico y son verdaderos monumentos levantados por los ingleses celebrando su propia labor en beneficio de la comunidad, como lo fueron la “Casa Evans”, el “Templo Evangélico” y el “Hotel Conchillas”.
Llegada de Don David EVANS.         Al pasar el tiempo, su nombre alcanza merecidos rasgos de leyenda.
Prestaba servicios en el vapor inglés  “Sophía”, cuando éste naufragó frente a las costas de Conchillas, “siendo el único sobreviviente”.
Dueño de una firme voluntad que nada ha de vencer ofrecerá a Conchillas lo mejor de sus esfuerzos. Primero abre un modesto comedor en la zona del puerto, donde casi a la intemperie da de comer bajo un simple techo de chapas y luego recorre la zona con sus cajones al hombro vendiendo toda clase de artículos. De tal manera mostrando siempre rectitud y buen carácter, conquista la confianza y simpatía general hasta hacerse intermediario de muchos de los mayores negocios. En consecuencia, no llama la atención que al levantar la Empresa Walker el edificio con miras a un gran comercio sea él quien lo tome a su cargo. Así nace la “CASA EVANS y CIA.”, entre las más importantes del país. Firma que a partir de 1911 mueve enormes volúmenes en los diversos rubros, sirviendo a toda la zona: exportación de cereales, ganado, cueros, lana, madera... e importación de maquinarias agrícolas, automotores, herramientas, comestibles, ropa, muebles...  El nuevo edificio para la Casa Evans  (el único almacén de Ramos Generales que cubría todas las necesidades de la población con productos de primera calidad, muchos traídos desde Inglaterra). La construcción estuvo dirigida por el Escocés Guillermo Lumsden. Se construyó en un año gracias al trabajo de unas 400 personas.
La forma caprichosa del techo (para que no se acumule  nieve) obedece a que fue comprado en Inglaterra y armado luego en este lugar.
Hasta el interior de sus grandes depósitos y galpones llegaban las vías férreas uniéndolos con el puerto.
Firma también que debidamente autorizada por el gobierno acuñó “moneda propia” (ficha de uso local), tuvo zona franca para uso privado y hasta un barco de gran tonelaje (“La Flor del Uruguay”).
       



CASA   EVANS.                       TEMPLO o IGLESIA ANGLICANA.         HOTEL  CONCHILLAS.
Templo o Iglesia Anglicana: Con un lenguaje similar a los anteriores, pero con pórtico adosado, muestra el deseo de los ingleses por compartir sus valores a la comunidad. Edificio con la escuela en un extremo y el templo en el otro. Pasando luego a ser Templo Evangélico Bautista.
Hotel Conchillas: Destinado a alojar al personal jerárquico venido de Inglaterra, con capacidad para 200 personas, es un edificio de altísima calidad, estructurado en torno a un patio en “U” que se abre en un extenso parque de árboles aborígenes y transplantados, con canchas de tenis y de bochas. Fue obra del inglés Enrique Pepperall. Con su lenguaje afín al de tantas colonias levantadas en todo el mundo y su equipamiento refinado totalmente traído de Inglaterra (platería, mantelería, cristalería, porcelana, cortinados, alfombras y muebles), recrea, él sí, un ambiente típicamente inglés en este enclave tan lejano.
Hoy el pueblo despojado de su infraestructura industrial vive un larguísimo letargo: el puerto inactivo, el molino en ruinas, las canteras y antiguas vías tapadas por la maleza.
Pero este pueblo tan rico en historia, encanto y paz es muy poco conocido. Es más, es casi desconocido tanto para los uruguayos como para los quince millones de almas que viven del otro lado del río.
Por ello, al mejoramiento de los espacios públicos, a lograr una estructura mínima de servicios y sobre todo a la preservación del mismo debemos abocarnos.
Autor: “Comisión de Preservación y Cultura de Conchillas”
Email:  conchillas@colonia.gub.uy

Recopilación de datos extraídos de:  Introducción: Diego Montesdeoca, Revista ARQUITECTURA 264/Diciembre de 1994, Libro “Historia del Departamento de Colonia” del Mtro. Hugo Dupré, Revista ABACO: “Relaciones entre patrimonio natural e industrial y economía” del Prof. Alberto Tiznes y Revista “Conchillas –100 Años-“ - Comisión del Centenario.Colonia. 1987.


 Trabajo de recopilación realizado por Adriana Sosa y Adriana Alonso.
Comisión de Preservación y Cultura de Conchillas.


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